El hundimiento del Cason [Historia marítima]

­El Casón fue un Petrolero bajo bandera Panameña que paso a la historia en 1987 por su hundimiento mientras transportaba 1.100 toneladas de productos químicos (tóxicos, corrosivos e inflamables). Con origen Rotterdam  y destino Shangai se hundió a escasos 30 kilómetros de las orilla de Finisterre, Galicia.  Fallecieron 23 de los 31 tripulantes, todos de nacionalidad China.


A primeras horas del día 5 de Diciembre del 1987 algunos tripulantes vistan  focos de incendios en el barco, en las bodegas 1 y 2 de proa más concretamente. El capitán sabiendo que llevaba mercancía peligrosa ordena desalojar el barco por miedo a gases tóxicos saltando por la borda. Los marineros en su mayoría murieron (incluido el capitán), por hipotermia (ese día el agua estaba a 11,4º ) y también por desnucamiento de cuello de los tripulantes que desconocían la técnica para hacer el salto con flotador de forma segura.

El hecho de que el capitán del barco ordenará saltar creo alarmismo en las poblaciones cercanas, muchos ciudadanos llegan a la conclusión de que si el capitán prefirió saltar y morir de hipotermia en vez de quedarse en el barco es que la carga debía ser realmente peligrosa. Cabe destacar que el desastre nuclear de Chernóbil era muy reciente y la gente tenía muy fresca en la memoria imágenes de  desastres medioambientales. El verdadero origen de la mercancía fue objeto de bulos como por ejemplo que se transportaba mercancía nuclear.

La realidad era que había 5.000 bidones y contenedores de químicos inflamables, corrosivos y tóxicos. Los restos de sodio al entrar en contacto con el agua ocasionaban explosiones muy fuertes y se abría una nube de humo.  El gobernador civil, la marina mercante y científicos holandeses aseguraron que las explosiones que se producían en el buque y el humo que desprendían no tenían ningún peligro para la población. Sin embargo el delegado del gobierno anuncia por la radio que enviaban 700 autobuses a Finisterre para ejecutar la evacuación de población lo que propaga el alarmismo entre los vecinos más próximos al suceso. Los ciudadanos deciden desplazarse de la zona y algunos representantes locales exigen más claridad en la información, pues cundía el sentimiento de que les estaban escondiendo la verdad. En total miles de personas de las villas de Fisterra, Cee y Corcubion fueron desplazadas. Esta descoordinación en informar a la población desencadenó duras críticas a los responsables de gestionar el accidente.




(El cason en llamas)







La siguiente polémica fue la recogida de bidones tóxicos del buque. Pues antes de retornarlos a Holanda debían permanecer una semana en el almacén de Alúmina-Aluminio situado en la otra punta de Galicia (Lugo). Por las diferentes poblaciones que pasaron los camiones para llevar la mercancía los vecinos obstaculizaron la carretera con neumáticos quemados y hubo enfrenamientos con la Guardia Civil. Una vez que llegan los camiones el propio director de la fábrica ordena rechazar la mercancía y da la orden a los trabajadores de que dificulten la entrada de los bidones. El comité de empresa en su totalidad (23) fue despedido por dichas acciones, a día de hoy 30 años después siguen reclamando indemnizaciones por daños y perjuicios.


El Cason fue desguazado en el mismo lugar donde encalló, pero parte de su estructura sigue hundida y es un atractivo turístico para submarinistas curiosos que quieren ver los restos del buque en primer plano. A inicios de 2017 se ordena la retirada de los restos del esqueleto del barco. En esta ocasión los vecinos están en contra de tal acción, pues consideran que el buque hundido crea atractivo turístico para la zona que aportaría más beneficio económico que la simple fundición del hierro. Movimientos ecologistas aseguran que la retirada del casco causará la destrucción de la riqueza biológica que hay en la zona. Pues los peces y la diferente fauna marina ya se han acostumbrado a convivir entre los hierros del Cason.

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